jueves, 22 de febrero de 2018

Decimoséptima parte. Fin de la historia.






  Una vez finalizada la temporada, lo mejor para mi, fue sin duda alguna, darme de baja del puñetero grupo de WhatsApp del club y descansar unos meses de todo aquello.  Sí, estaba decepcionado, pero también sabía, que el tiempo lo cura todo. En eso tenemos mucha experiencia los colombófilos. 
El verano pasó, y ya nos acercábamos al último trimestre del año, momento en el que se realizan los preparativos para la campaña. La época estival suele ayudar colocar todo en su sitio. Aprovechamos para lamernos las heridas, y a pesar de que mi decisión de tomarme  un año sabático era firme, a medida que el calor iba desapareciendo, mis sueños en forma de pluma, comenzaban a despertar de su  letargo. Dormir el "mono" por las palomas es una labor para gente con las ideas muy claras.

Para esta temporada 2018, Pedro, en un previsible giro de tuerca más, decidió que la fecha para entregar la relación de palomas a volar y a pagar sería el 15 de Noviembre de 2017, con todas las palomas pasadas con chip por el reloj. ¿El 15 de Noviembre? ¿de verdad? Ni Mallorca a pelo, ni historias. El día 15 de Noviembre yo no estoy pensando ni en la temporada. 
Con ese panorama, comenzaba a practicar la colombófila que Pedro quería que yo y otros ejerciéramos.  Pues no, dije basta, hasta aquí hemos llegado. Un club dirigido por ricos que sólo piensan en ellos, y que obliga con normas estúpidas, pues no, después de todo lo que había sucedido durante los dos últimos lustros, fue la gota que colmó el vaso.
  Unas semanas antes de que la fecha 15 de Noviembre se marcara en el calendario, Pedro organizó  una comida con algunos de sus más allegados. En el desarrollo de la misma, soltó que él pensaba dar de alta 80 pichones más allá de ese 15 de Noviembre.¿Queeéeee? Uno de los comensales, contrariado, le marcó rápidamente. ¿La fecha es para todos, no?. Como podéis comprobar esto hace mucho tiempo que se había convertido en el cortijo de unos pocos.
 Otro socio, hizo como yo, decidió no volar este año por ese célebre 15 de Noviembre. Sucedió sin embargo, viendo que éramos tres los que habíamos tomado la decisión de  no volar este año, que a éste en concreto finalmente se le dejo entregar la lista en pleno mes de Enero de 2018 y no el 15 de Noviembre. Pudo hacer entrenos, cribar palomas. Pedro, a ojos de todos los demás, le había dado permiso. Como entenderéis la gente no es tonta, otra cosa es que callen.
  Por mi parte, ya tenía suficiente. Solicité la baja de mi club, sin más. ¿Unos sí, otros no?,pero, ¿qué es esto? 
Realmente no sabía que iba a hacer. Si tomarme un año sabático, volar en el Club vecino de Ciudadela, ni idea. Estaba cansado de tanta norma. La colombofíla necesita buenos colombófilos no normas que nos ahoguen. 
Todo esto que escribo no es algo que sólo viera yo, pero a la gente le cuesta un mundo salir de su zona de confort, porque si sales, acabas siendo un raro, un conflictivo, y es mejor, mucho mejor no salir del rebaño, eso seguramente deben pensar. Eso sí, te reconocen e idenetifican cada uno de estos párrafos, pero lo hacen en privado. En público, prefieren callar. No, no es mi estilo.No soy así.
  Me resulta increíble haber sido antorcha de una colombófila que vivió toda su historia en penumbra y pagar un precio tan alto por nada. ¿Por qué?¿Por escribir en un blog?

Al mismo tiempo mi amigo Loren, que se había encargado del reloj del Club los últimos años, decidió tomarse un descanso. Quería desconectar de esa labor tan desagradecida e ingrata. Y esta decisión, muy meditada por él, y muy personal, fue entendida por el club como alguna estrategia mía. ¡Lo que me faltaba por escuchar por dios!
Realmente parecía que esta gente lo entendía todo al revés.
 Loren comenzó a sentir  miradas, comentarios y estupideces de unos compañeros, que mostraron su cara más verdadera, una que Loren conocía, pero sólo cuando los protagonistas eran otras personas, gente como yo. Su decepción fue  grande, mayúscula me atrevería a añadir. Y en un momento determinado, me confesó que ahora me entendía perfectamente. Una cosa es verlo desde la barrera, otra estar en el ruedo. ¿Qué había hecho mal Loren para merecer ese trato? Absolutamente nada.
Él mismo podría empuñar la pluma en estos momentos y seguir con el texto, y contaros mil situaciones esperpénticas vividas los dos últimos meses, pero al final, cada uno vive su propia historia.
  Con ese panorama, Loren recordó un comentario mío, tan sólo, unas semanas atrás, en el que charlando, le apunté la posibilidad de irme a volar al Club de Ciudadela, y pensó,  ¿por qué no? e hizo suya la idea, y es entonces cuando a mi se me enciende una luz, y valoro la posibilidad de volar allí también. 
Lo que no sabía, es que algunos de mi ex-club, los de siempre, ya habían movido ficha para que esto no sucediera, al menos no en mi caso. Lograr que un compañero de afición no volara sus palomas, cuando te llamas Pablo, es visto como una gran victoria por algunos. Vivimos en un mundo de estupidez supina.

En el club de Ciudadela tengo buenos amigos, pero jamás de los jamases me hubiera imaginado una negativa por parte de otros que ni tan siquiera conozco. Podía entender el viejo juego de la rivalidad de pueblos, lo típico de villa arriba y villa abajo, pero impedir que un compañero tuviera que renunciar a la afición, por el hecho de escribir en un blog y por publicar sus experiencias y resultados. No, aquello me llegó al corazón. ¡Qué bárbaro!
  Hubo, al menos, tres personas que se negaron en rotundo. ¿Las razones de semejante negativa? Fueron incapaces, ante la incredulidad de los presentes, de esgrimir una sola de ellas, porque simplemente, no la había.Vergonzoso.
Presionaron, y amenazaron con marcharse si a mi se me daba de alta, y lo consiguieron. Sentí vergüenza ajena. Resultaba más que obvio que tras esa negativa, había alguien de Mahón detrás de aquella oposición. Lo tengo claro.
  Vayamos por partes. El primero se llama Ramis. Hablamos de un colombófilo sin resultados de ningún tipo, desconozco si tan siquiera ha marcado de la península en alguna ocasión, pero esto es lo de menos .¿De dónde procede esa rabia?
Retrocedamos un par de años para entender su postura. Me llaman desde Mallorca, porque se iba a celebrar una subasta de un gran colombófilo mallorquín, Sion Mut, y un socio de Ciudadela les había llamado para pujar por una paloma. Me preguntan si le conozco y si es de fiar. Mi respuesta es que no sé quien es, pero que si está interesado en una paloma, no habrá ningún problema. 
El caso es que Ramis en esa conversación con este mallorquín, aprovechó para ponerme de vuelta y media. ¡Qué fácil es hacer eso! Mi sorpresa fue mayúscula, porque ni le conocía, pero no me sorprendió porque es el deporte oficial de la isla.
Más tarde me entero, preguntando por el tal Ramis,  que éste es amigo de Juan Antonio Benejam (a éste lo dejo para el final), y comienzo a cerrar el círculo.  Éstos, son del tipo de personas que si tu amigo piensa rosa, ellos piensan rosa, incapaces de formarse su propia opinión. Le tomé la matrícula y a otra cosa.
  Años más tarde mi amigo Toni Salord viene a Mahón a soltar las palomas del Club de Ciudadela, y lo hace acompañado de un tal Ramis. Habíamos quedado para ver la suelta y charlar un rato. Me lo presenta, y no, no puedo reprimirme. De forma educada, le mostré los whatsapps, y le afeé su conducta. ¿Cómo puedes hablar tan mal de alguien sin conocerle? ¿Su reacción? Tierra trágame, y sus mejillas, ciertamente sonrojadas. Pasó un mal rato. No quise hacer aquello más grande, pero yo voy de cara, y quise aclararlo. Entiendo que esa situación le sentara a cuerno quemado, pero uno debe ser responsable  de sus actos. Y él lo hizo mal.
Esta y no otra fue la razón de Ramis para evitar mi entrada. Bueno, esto, y la enorme presión que  Benejam ejerce por detrás.

Luego está Camps, siempre él. Un colombófilo que en su día tuvo muy buenos resultados y que desde hace lo menos 13 o 14 años se arrastra por la colombofília, y con él pretende hacerlo al resto de los integrantes de su Club, que por otra parte, sorprendentemente, se dejan. Lo curioso de Camps es que estuvo hace uno años en mi casa, y yo en la suya. No le he vuelo a ver, y ha sido el que más oposición ha mostrado, influenciado por alguien de la isla.
 El año pasado le cogí una paloma y con motivo de su devolución charlamos más de media hora sobre palomas. A mi esta bipolaridad de algunos me deja a cuadros.

Y por último, tenemos a su presidente, Biel. Con él que hablé hasta en dos ocasiones por teléfono para darme de alta. No le conocía. ¿Qué me encontré? Un hombre cansado, que no le apetecía dar de alta a nadie, no sólo a mi, a nadie, Y eso a pesar de que su club esté herido de muerte, más dormido que despierto. 
 Colombófilos que me recuerdan a lo que sucedía en Mahón allá por el 2002. Sin energía, asumiendo su destino. Año  tras año, temporada tras temporada, perdiendo el 80 ó 90 % de sus palomas antes de que lleguen los penínsulas. 
Las conversaciones con Biel para entrar a formar parte de Ciudadela discurrieron dentro de la normalidad, salvo por un pequeño detalle: Me engañó. De lo contrario, no me habría expuesto a tal linchamiento. Eso no le gusta a nadie.
Si desde el primer momento hubiera sido claro conmigo, pero no, no lo fue. Llego el día y se inventaron una votación para no dejarme entrar. De hecho esa supuesta votación como tal, la habrían perdido de haberse efectuado.  La tensión se podía cortar con un cuchillo, porque los había que no entendían que no dejaran a un compañero darse de alta en su Club. De hecho, los hubo que sintieron vergüenza por aquel esperpento.
 Finalmente tuvieron que jugarse la carta de amenaza. La de si él viene, nosotros nos vamos. Yo tampoco quería eso, claro que no. Soy de los que piensa que cuantos más mejor, y si además los mejores vienen a mi club, mejor todavía.  Finalmente mis defensores tuvieron que volver a  filas. Habían ganado los "malos".
  Todo esto tenía lugar en un club que se está muriendo, donde hacen falta socios como el hambre y sobre todo,  romper con el pasado, tratando de emular  lo que en Mahón está sucediendo.  Gente como Pepe de Ciudadela,  con ganas de romper a pana, como Salord, años y años luchando contra molinos de viento. Lito, Tomeu. Sí, allí hay gente que les gustaría volar de otra manera, pero  se ven lastrados por la mentalidad de otros, que llevan amargados décadas, atrapados por el barro, y lo peor, muy a gusto en él, sin ganas de salir. 
  Obviamente no asistí a esa reunión, porque no fui invitado, con gusto lo habría hecho, y si me hubieran dejado, me habría podido explicar, y a buen seguro, defenderme de tanta difamación e injusticia. 
  Había quedado con Biel, el presi, que al finalizar la reunión, éste me llamaría para darme la noticia, del signo que fuere, porque yo tenía que mover ficha en otro club. El tiempo se acababa, estábamos a finales de Diciembre y había que entregar los censos. No volví a tener noticias de él. La educación brillaba por su ausencia. Le envié un WhatsApp agradeciéndole su "hospitalidad y educación". Caray con la gente.
  
  El problema de raíz, no es ya, la mezquindad de unas personas a las que no conozco. Tampoco el origen de esa resistencia, aunque con esto último puedo hacerme una idea. No,  el mayor problema fue, que en los Estatutos del Club de Ciudadela, el menos esos que estaban redactados  en el mes de Diciembre, que fue cuando quise darme de alta, no consta por ningún lugar que se tenga que realizar una votación, es más, lo que hicieron, tras su lectura, es absolutamente ilegal
  Asesorado por la Federación Balear de Colombófila, mi Federación, la de todos, le fui dando forma a aquello, y estos días he decidido demandarles. ¿Gano algo con ello? Pues no, pero me da rabia que esto quede así. Uno debe defender sus derechos, y no dejarse pisotear, y más cuando sabes a ciencia cierta, que lo han hecho mal.

  Tras eso, traté de darme de alta en un Club de Mallorca. La Palmesana, y ahí sale otro que se niega en rotundo a que me acepten.¿Queeeee´? Me pregunto,  ¿Pero que está pasando aquí? ¿Un complot?, pero ¿donde está la cámara oculta? No, no salía de mi asombro.
Resulta que la persona en cuestión, un tal Arnau, está en contacto directo con alguno de Ciudadela, y con aquel socio de Mahón que el año anterior me había robado una paloma en el club. Todo iba cuadrando. Las mentiras repetidas por muchos, llegan a hacer daño.
Mi amigo David, presidente del Club La Palmesana, decide dimitir ante tanta incongruencia e injusticia, y algunos compañeros de ese Club se ponen en contacto conmigo por privado, expresando su vergüenza y lamentando la situación.
Arnau tampoco pudo dar una respuesta razonada de tal negativa. Bueno sí, una: "Por sus huevos", llegó a decir.
Personalmente sentí decepción, no sé, tristeza, de ver como determinadas personas ejercen su poder de una forma tan mezquina y sin justificación alguna.

Esto me recuerda la entrevista que se me hizo en la web de la
Federación Balear de Colombófilia, donde di mi visión de la colombófila Balear, todo opiniones, argumentadas, pero opiniones personales al fin y al cabo. Libertad de expresión, señores, sin más.  Yo vivo la colombófila de una forma muy apasionada, sin acritud, sin maldad, la vivo como la siento. Soy una persona que camina derecho, de las que te puede fiar, de la que dará la cara por ti, de los que, sin duda, te ayudará, como he hecho infinidad de veces con muchos colombófilos de Mallorca y Menorca y de otras comunidades. Y las opiniones, son eso, sólo opiniones. Ojalá hubieran más, y diferentes. Todo ello enriquece. El que no lo vea así, para mi, tiene un grave problema de difícil solución. 

 Tras tan sorprendentes  jornadas,  que a día de hoy, todavía trato de asimilar, finalmente, a través de unos amigos, encuentro cobijo en el Club de Binissalem (Mallorca), a los que tengo que agradecerles enormemente su hospitalidad. Me dieron de alta en su Club, y en el grupo de WhatsApp del mismo, y yo lo que vengo observando es un grupo de personas muy sano, con buen rollo entre ellos. Un club muy bien organizado con su presidente Guiem Martí a la cabeza.
 Mi mayor problema es que estoy a casi 150 km, y que cada enjaule me suponen 18 horas y claro, dormir allí, etc. Este año lo estoy haciendo así, el futuro ya dirá.

Podría alargar esta historia, pero creo que toca a su fin. El objeto de este texto, de este cuento, es que comprendáis que a veces las cosas solo parecen ser de un color, cuando en realidad son del otro. Inventar por detrás es gratuito, y no deja rastro. En cambio se van creando monstruos que no existen, y aquellas personas que en realidad construyen, iluminan y contagian ilusión al resto,  se ven abocadas por cuatro "mamones" a abandonar esta bella afición.

Antes de finalizar me gustaría hablaros de Benejam. Le he dejado para el final porque resume un poco el afán de ciertas personas por huir de la sinceridad. Cizañeros profesionales.
  En realidad, no tengo nada contra él, no soy tan superficial. Eso sí, como  colombófilo, y esto no es un secreto para nadie, probablemente sea de los peores colombófilos de la isla de siempre.  No estoy siendo sarcástico, aquí lo pensamos casi todos. Y sus resultados así lo confirman año tras año. Tiene, eso sí, una gran pasión por ellas, y a pesar de los mil batacazos que se da,  es capaz de levantarse una y otra vez, pero esto de las palomas, nunca fue lo suyo. 
 Su mayor problema sin embargo, no es ese, sino toda la mierda que escupe por detrás.Es de esos que debería cepillarse más a menudo los dientes. 
 Hasta hace dos meses, teníamos contacto. En Diciembre le cogí varias palomas de una suelta, se las comuniqué (como siempre hago), y se las solté, tal y como él me indicó. No le regresaron. De hecho, cada vez que le recupero alguna paloma, le comento que si quiere hacer algo,  mejor que cambie de línea de palomas. Cuando las veo aparecer por casa, ya sé que son de él. ¡No sirven, Benejam!, le suelo decir. Estás perdiendo el tiempo con esos animales. No había otra intención en mis comentarios que la de ayudarle.
 El caso es que como en tantas y tantas ocasiones que le he recuperado palomas, éstas no le regresaron a su casa. Estamos a 40 km de distancia, el otro extremo de la isla. Palomas entregadas, con el miedo en el cuerpo. Pues tras soltarlas, semanas más tarde llega a mis oídos que va diciendo por ahí, que se las he robado, que me las he quedado. ¡Vaya!. Aquí me dije...buuuuf...la gente está fatal. Me puse en contacto con él para aclarar semejante mentira, y me bloqueo el WhatsApp. Lo malo de todo esto es que Benajam se inventó esto para oficializar el enfado. Benejam hace lo que Pedro le pida. Lo malo, es que con esta forma de proceder, falló a un amigo, Loren. Los amigos no hacen eso.

 Más tarde comprendí todo. Para que os hagáis una idea, el año pasado Benejam si marcó una paloma de península fue todo. Está en una media de 4 ó 5 palomas por año, de un total de 200 que cría. ¿Por qué quería yo quedarme una paloma suya? Sé que en el Club de Mahón fue repitiendo esta cantinela, y también llegó a mis oídos que se rieron de él. En definitiva, una pesadilla en toda regla.
Lo peor, es que siempre que puede, aprovecha por detrás para hacerme daño. Creo que hay gente a la que no se la puede cambiar. 
No quería  olvidarme de Pep Sánchez de Lloseta, amigo íntimo también de Benejam. En un WhatsApp suyo que conservo y que me pasaron, se regocijaba en insultos hacia mi persona en un grupo. En fin, a todos estos, gente sin educación que repiten y repiten mentiras tratando de conseguir que se transforme en una verdad, a todos, los quiero lejos de mi.

  Y así, uno va despertando de lo que fue un sueño, uno colombófilo, uno muy grande. No sé, hay días, en los que sigo entrando en el palomar, y toco a alguna de mis campeonas, y vuelve a brotar en mi, quizás tan sólo, por unos segundos, toda la pasión que llevo dentro. En ese instante, te olvidas de todo.
 ¿Qué sucederá ahora? Pues no lo sé, de verás que no lo sé.
 La semana pasada volví a Mallorca a soltar mis palomas desde Consell (135km). Las lleve todas, 104. Fueron soltadas en 4 bandos. La cosa acabó con 92 en el día, y un buen  94 de 104 al día siguiente. Mi intención es tan sólo poder enjaular en el Marbella de este año, para poder disfrutar de una jornada inolvidable, que es para lo que luchamos los guerreros colombófilos. No hay más. De ello, si las fuerzas me acompañan, iré narrando las pocas sueltas que vaya realizando y las grandes dificultades a las que, a buen seguro, se van  a enfrentar. Ir sólo a Mallorca, semana tras semana , al margen de un gran sacrificio, está repleto de  dificultades.

Mi historia hasta Febrero del presente 2018 ya la conocéis. He tratado de ser sincero a rabiar. Algunos compañeros cercanos me echan en cara, porque la conocen de primera mano, que he sido muy condescendiente, muy light, más blando de lo esperado, menos Pablo. Quizá tengan razón, quizá sí,  pero es que mi intención fue únicamente contar una historia, la mía. Tal y como la he vivido y sentido. Sin aditivos.

Mi enorme agradecimiento desde aquí a Pedro Mir, y a otros como él, por conseguir que alguien que cambio el rumbo de una colombófila, que aportó energía nueva,  un simple apasionado por las plumas, haya acabado hastiado de tanta mierda.
 Sé, porque me lo han contado, que él está encantado con mi ausencia, entre otras cosas, porque de este modo, él se lo come, él se lo guisa. 
Si alguna vez logro desengancharme de esta pasión que son las palomas, mi mayor satisfacción será sin duda, la de alejarme de personas como él, y otras a las que he ido nombrando en esta historia.

Me apasionan las mensajeras, pero me molesta vivir una mentira. Y lo que Pedro está haciendo en la isla lo es. Decidir, suspender enjaules, manejar información que comparte en el último minuto, poner las parejas en postura y buscar su propio interés. Enjaular cuando le conviene. Trato diferente a compañeros de Club, y lo peor, poner a la gente en tu contra. Esto último, lo peor con gran diferencia.  Quizá a los demás les valga, a mi no. Si esta es la colombófila que ellos quieren, toda para ellos.

Para finalizar. Si me he atrevido a contar mi historia, a hacerlo sin miedo, y es una obviedad que no soy de los que  esconde nada, asumo que a alguno no le haya gustado, pero son tantas las mentiras clavadas por detrás, que llega un momento que uno debe decidir. Quizá no vuelva a volar nunca mas palomas en la isla, quizá este sea mi último año, quizá lo deje todo para siempre,...pero soy de los que muere de pie, no arrodillado.

No es ni la primera ni la última vez que esto sucede. Vicente Roca estuvo sin volar en el club de Mahón durante más de 7 años. Vicente podría contar muchas cosas que él también vivió, pero esa historia  es suya. Otros, simplemente abandonaron para siempre. 
En definitiva, el tiempo dirá...



PabS.

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