jueves, 7 de diciembre de 2017

SEAMOS SEVEROS Y ELIMINEMOS CONTINUAMENTE. Jules Dehantschutter. Waterloo. Bélgica. (Traducido por José Pereiro Francés).



   En el tema de las selección de nuestras palomas, nunca se incidirá lo suficiente. Tras ser capaces de lograr alcanzar con éxito el primero de los pasos básicos colombófilos, mantener una colonia sana y saludable, y de saber ponerla a punto, el siguiente movimiento, no puede ser otro, que distinguir a los animales especiales de los que no lo son. Una vez conseguido esto último, identificar a sus padres, para lograr mejores equipos de vuelos en temporadas siguientes.
  Volando en el mar, no suele hacer falta eliminar  palomas.  Jamás lo he hecho. Iría contra mi forma de pensar, además, me sobran sueltas para ello. Muy muy pocas palomas aguantan el empuje de mi selección. ¿Y cual es el premio?. El mejor premio posible en el arte de la colombófila. Llegar a poseer un buen ramillete de extraordinarias palomas.
  El texto de hoy, resulta muy interesante. Desprende lógica en gran parte de lo que en él se dice. Quizá hay formas y formas, pero en esencia, y salvo algún detalle, estoy plenamente de acuerdo.
¿Una sola paloma puede cambiar un cuadro reproductor?. Naturalmente que sí. Ni lo dudéis. Sólo hace falta encontrar una que se salga de lo común, para poder edificar algo bonito y que a buen seguro perdurará en el tiempo. Una sola paloma construye un reino
  Si de una compra de 10 pichones me sale  sólo uno extraordinario, el lote, salió muy muy barato, porque la realidad demuestra que sólo deberíamos reproducir con lo mejor, y que de esas palomas hay muy pocas. Animales de los que os hablo, son mirlos blancos y es muchísimo más sencillo hallarlos en una familia repleta de extraordinarios voladores. Lo contrario, además de ser la gran mentira de aquellos que no lograron nada de lo aquí comentado, se convierte en la tumba de muchos,  que perdidos entre tanta arena,  carecen del swing para saber moverse con cierta alegría.
   Hablando en términos de gran fondo, cuanto más te cueste marcar de esas distancias, más difícil te será encontrar este tipo de animales. Esa es la gran llave. Si uno no dispone de la llave que conduce a tener éxito en ese tipo de sueltas, debe cuestionarse qué hace mal, porque amigos, siempre hay algo que hacemos mal cuando las cosas no salen. Disfrutad del artículo. 





PabS.

miércoles, 6 de diciembre de 2017

CONSTRUYENDO EL FUTURO. "Las meigas, haberlas haylas"

   Si ayer os acercaba aquel glorioso episodio de los gallegos de 1996, hoy nos situamos tan sólo un año más tarde, 1997. Todo estaba por hacer, pero estos combativos colombófilos no cejaron en su empeño. Siguieron picando piedra en busca de los límites de sus palomas. Cuando los individuos salen de su zona de confort, todo puede suceder.
  Uno, se sumerge en la lectura del texto y con algo de imaginación puede fácilmente revivir aquellos extraordinarios años.
Siempre hubo un antes y un después. Éste fue el antes, uno glorioso, auténtico, que dejo una huella imborrable en esa extraordinaria colombofília.
  Las cosas suceden una vez. Se dieron las circunstancias para esos hechos, o mejor, probablemente se dio la combinación perfecta, los que dirigían esas gestas, eran grandes colombófilos. Esto último, en ocasiones, sucede, y de ahí  se suelen gestar cosas muy buenas. Ya sabemos que, lamentablemente,  lo contrario, es lo que más suelen ver nuestros ojos. Sea como fuere, sigamos leyéndoles. 

PabS.

martes, 5 de diciembre de 2017

COSA DE MEIGAS. EXITO SIN PRECEDENTES EN LA COLOMBOFILIA GALLEGA, 1996.



   
   Hoy me manda José Pereiro esta joya. Sé que ha estado malito, y desde aquí le mando un fuerte abrazo.

Leyendo muy detenidamente el artículo, y otros que colgaré en los próximos días, lo que sucedió aquellos años en Vigo, fue algo, simplemente mágico. ¡Cosa de auténticas meigas!. 
  Tuve el inmenso placer de vivir casi dos años en A Coruña. A los ojos de aquel niño, todo era diferente. No vi ni brujas ni meigas, pero sí un mundo nuevo para mi. Mucho huracán reconvertido, tipo Klaus, u Hortensia. Mucho calabobos, y como no, aquellas nabizas que me obligaban a comer en el colegio. Aquel mar tan diferente al mío, que iba y venía. O aquel orujo, que al quemarlo, embrujaba mis ojos, siendo éstos incapaces de perder de vista aquel fuego sinuoso e hipnotizante. Esas aldeas, en las que uno entraba en sus casas, chimeneas encendidas, aquel humo y aroma tan diferente. Un inmenso verde por todas partes. Tengo muy buenos recuerdos de aquella bella tierra. 
  Allí, en Culleredo, un día de reyes, sus majestades tuvieron a bien obsequiarme con un tesoro que duraría años entre mis manos, una magnífica piqueta. El quo escribe era un chaval obsesionado con los minerales. Podría decirse que aquellos días descubrí el auténtico significado de la palabra ilusión. Con el tiempo, tomaron el relevo los pájaros, y ya algo más tarde, las mensajeras. Sin ilusión por las cosas, ¿tiene algo sentido?. Da igual la edad que uno tenga, la clave reside en la ilusión por las cosas. Aquellos colombófilos de Vigo, tenían ilusión para dar y regalar, por eso compartían.
  En cuanto a las meigas, no tengo claro eso que la gente solía afirmar entonces: "Yo no creo en las meigas pero haberlas, haylas".
Mentiría, yo no las vi.  Hoy, leyendo el texto, sé que sí existen. Cuando la gente se une en una causa común, en una que les da fuerzas para intentarlo una y otra vez, sucede lo que a continuación podréis leer.
El día que el colombófilo decide quitarse la careta, sin historias, sin ganas de aparentar lo que no son, y se dedican a las palomas y a la colombofília, tienen lugar acontecimientos históricos. 
Las ansias por experimentar con los límites que te han tocado vivir, con lo desconocido, con aquel ¿será posible?. Eso lo acabamos perdiendo. Con el tiempo, acabamos por acomodar las nalgas en esos vientos de cola, en esa predicción cuasi on line. En esa chatarra por la que algunos son capaces de "matar" a otros colombófilos. En ese ego desmedido. En ese querer mandar en la casa del otro, y un largo etc.

Esta historia de los gallegos es el ejemplo de que hubo tiempos mejores, y al menos para mi, me resulta verdadera fuente de inspiración. Gracias.


PabS.